¡Músico, Él!

Aún sigue arrebatando al público con una voz entera y vibrante, capaz de alcanzar registros impropios a su edad. 

Raphael, irrumpió como un torbellino en el escenario y empezó la fiesta: encendió al público con sus canciones de siempre, con su estilo inconfundible; enterneció a la audiencia con sinceras palabras de agradecimiento a los gaditanos; alentó a todos para que cantaran por él en ‘Mi gran noche’ – ‘Maravilloso corazón’ – ‘Estar enamorado’ – ‘Escándalo’; bailó lo que pudo; derritió corazones con una versión de ‘Gracias a la vida’ en recuerdo de su “renacimiento” tras el trasplante de hígado de 2003; entretuvo al personal con gracejo, simpatía y poses estudiadas. Fue, una vez más, “El Divo de Linares”, el divo sencillo.

La escenografía en forma de doble escalinata semicircular, aprovechada sólo en momentos puntuales por el artista, permitió arropar a los dos únicos músicos del concierto, Raphael y su pianista, y situarlos muy cerca del público, Una pantalla en lo más alto del escenario en la que se proyectaban imágenes de Raphael y motivos relacionados con sus canciones y el aditamento de luces de color, en contraste con el sobrio atuendo del artista, dieron alegría y variedad de ambientes al concierto. Un concierto que pasó vertiginosamente, a pesar de las dos horas y media de duración, y en la que hubo detalles curiosos como la interpretación de ‘Volver’ al alimón con una grabación de Carlos Gardel transmitida por radio, el recuerdo del artista al gaditano Antonio Martínez Ares, compositor de alguna de sus canciones, y las repetidas interrupciones del público con estribillos varios, como el emocionado soniquete “Músico, Él”.

Como viene siendo habitual en los eventos de éxito en el Teatro Falla, las complacidas palmas por tanguillos, en honor y agradecimiento del cantante en esta ocasión, acompañaron el cierre del concierto.

www.diariobahiadecadiz.com (Francisco Mesa)