Regresa Raphael Sinphónico a España con un apoteósico concierto en Alicante
Tras recorrer América durante dos meses, con enorme éxito, Raphael ya ha retomado su gira “Sinphónico” en los escenarios españoles. El pasado sábado (17/07) comenzó esta segunda etapa de su gira española en Alicante, con un apoteósico concierto, que la prensa ha descrito de esta manera:
ETERNAMENTE RAPHAEL
El cantante inicia en la Plaza de Toros de Alicante su gira veraniega con un concierto de casi tres horas y con sus grandes éxitos. Junto a la Sinfónica Ciutat d’Elx, lo suyo fue puro espéctaculo y genialidad ante más de 5.000 personas
Raphael es el símbolo de medio siglo de música y canciones de nuestra vida que, en su arranque de la gira veraniega ayer en la Plaza de Toros de Alicante, dieron paso a un concierto apoteósico de puro espectáculo y genialidad.
Fueron casi tres horas, ininterrumpidas, en un repaso de sus grandes éxitos (comienzo con Promesas, paso después a La Noche y donde no faltaron los solos con piano –Volveré a nacer– o guitarra –Gracias a la vida-) con tics, guiños, carreras, posturas y saltos en la que es una de las personalidades más marcadas de nuestra historia musical…
Eternamente Raphael, como lo son sus letras y movimientos entre la hipnosis colectiva generada ayer, con abuelas, madres e hijas, abuelos, padres e hijos, generaciones combinadas. El cantante de Linares junto a la Sinfónica Ciudad d’Elx fueron la comunión perfecta en el milagro cultural de parecer uno solo sobre el escenario. «Vuelvo a Alicante un año más», dijo emocionado ante un público que aplaudía a rabiar.
No puedo arrancarte de mí, Un día más, Hablemos del amor, Escándalo, Yo sigo siendo aquel… a corazón abierto, Raphael comunica y encandila, y cuando aparece (mil veces entregado siempre) solo importa él: lo demás es superfluo. Suenan gritos, y los fans, los más «raphaelistas», no esconden sus sentimientos y le lanzan besos y elogios, palabras de cariño hacia un artista que, con los años, no resta públicos sino que gana (¿pero qué joven no conoce algunos de sus temas más populares?).
Raphael sigue generando expectación y llenos asombrosos, y nada menos que 5.000 personas disfrutaron ayer con Digan lo que digan, Se me va, Estuve enamorado o Por una tontería… Aunque lo de ayer, en Alicante, pasó como el rayo, la luz o el sonido. Pareció que todo transcurrió por un instante después de casi tres horas sin apenas paréntesis o discursos… aunque por suerte siempre nos quedarán sus discos y su legado eterno.
–Información / Juanjo Payá
RAPHAEL ÚNICO
Raphael ofreció ayer en la plaza de toros de Alicante un concierto dentro de su Gira Simphónico. Acompañado de la Orquesta Sinfónica de Elche el Maestro entusiasmó a sus seguidores durante tres horas con sus temas de siempre: Como yo te amo, Yo soy aquel, Escándalo, Mi gran noche y Estar enamorado, entre otros grandes éxitos.
Desde las sillas colocadas en el albero, se puede medio ver el reloj de la Plaza de Toros marcando las 22:30 del sábado mientras el público ocupa sus asientos a la espera del maestro. El traje de luces para otros, toca riguroso negro fiel al uso y expectativas del respetable que aplaude a rabiar cuando aparece la Orquesta Sinfónica de Elche (¡En Alicante!) y, segundos después, puntual y sonriente, el Artista levanta ánimos y traseros. No se ha hecho esperar, eso es para divos pagados de sí mismos no para el esforzado currante de pico y pala con 55 años de profesión a su delicada y menuda espalda, como él mismo aclara. Esto promete, harto de mediocridades de todo tipo, un número uno, un fuera de serie por fin.
Saluda, casi llorando por el recibimiento y comienza el espectáculo. Su chorro de voz ajena a edad, achaques y enfermedades felizmente superadas inunda la Plaza que se rinde a la maestría y calidad del personaje y la persona. Tras dos o tres riadas en forma de canción se toma un momento y presenta a la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Elche (OSCE). Sesenta músicos y Director aplaudidos intensamente en Alicante.
De cero a cien en dos segundos Raphael despliega oficio. Sin adornos innecesarios, una orquesta, un escenario oscuro de fondo y su juego de luces son más que suficientes para que nada distraiga de lo que hemos venido a ver. Sus gestos, tan histriónicos y característicos como necesarios, sus movimientos en el escenario, aspavientos, desprecios, enfados, paseos, burlas e indiferencias cuentan las canciones y él, al parecer, disfruta con ello.
Una hora más tarde, de diez minutos parecen, no ha levantado el pie del acelerador ni tiene pinta. Entrega y fusión absoluta de público e intérprete, ofrece el micrófono para acompañarle en estribillos que obediente y entregado el respetable agradece. Y el tiempo pasa sin remedio a demasiada velocidad.
Ni un gesto fuera de sitio, ni un movimiento extraño, todo acompasado, fuera chaqueta, fuera corbata y camisa abierta tres botones. Giros de muñeca flamencos, pasos de bailaor y acompañamiento de virtuoso de guitarra acústica con quien demuestra que ranchera, ritmos latinos e incluso medio rap (al loro) también domina. Trabajo, trabajo y trabajo, cincuenta y cinco años de trabajo.
Dos horas después, el mismo reloj se ha comido literalmente el tiempo. Con la misma fuerza del comienzo, sin descanso, a por los clásicos: Mi gran noche, Estar enamorado, Maravilloso corazón, Escándalo (absoluto y total), Yo soy aquel, Digan lo que digan, Como yo te amo y ni un paso atrás para coger impulso, ni falta que le hace.
Sumados tres cuartos a las dos horas todo sigue igual, ni le tiembla la voz a sus y pico años, ni reduce velocidad. Si algo le queda dentro se lo deja en el escenario que mañana será otro día y ya descansará. Ole, ole y ole, si el público respeta y admira al Artista éste deja claro que es recíproco, y se entrega a tumba abierta.
Vaya inicio de gira veraniega cargada de profesionalidad y trabajo tan deseado como infrecuente. Casi tres horas de escenario sin descanso, sin altibajos ni fallos. Dedicación, esfuerzo, trabajo y profesionalidad, fórmula no mágica del éxito que Raphael ha sabido y sigue sabiendo combinar para gozo y disfrute suyo y nuestro. Gracias Maestro.
–Alicante Press / Enrique Vila