
Raphael argumentó anoche en Sevilla por qué sigue siendo aquel
El jiennense deslumbra en FIBES con su exitosa gira «Loco por cantar»
Como en la canción que José Luis Perales le escribiera hace ya unos años, Raphael sigue siendo aquel que disfruta con lo que hace; sigue siendo aquel que cautiva en el escenario; sigue siendo aquel que arrolla acompañado solo de un piano o escoltado de sinfónicas, filarmónicas y todas las «ónicas» que inventen; sigue siendo aquel que sienta cátedra cantando baladas románticas, villancicos, rancheras, tangos o, como ahora, canciones pop, sigue siendo aquel que ha vendido más de cien millones de discos y ha ganado más de 350 discos de oro y cincuenta de platino.
¡Y tanto que sigue siendo aquel! De ello pueden dar buena fe los privilegiados que asistieron anoche al conciertazo que brindó el de Linares en FIBES. Canta e interpreta como el mejor de cada estilo, y además lo hace sin perder su sello, un marchamo que es innegociable desde hace más de medio siglo y que le ha encumbrado a lo más alto durante décadas. Al igual que Maradona hacía virguerías con una minúscula pelotita de papel de aluminio como si de un balón reglamentario se tratara, Raphael transforma sobre el escenario cualquier tema en una canción para el recuerdo, en un momento único. Es vieja conseja lo de que quien tiene el duro es quien únicamente puede cambiarlo, y el de Linares tiene el zurrón a rebosar. Anoche lo demostró.
Arrancó con «Infinitos bailes», «Aunque a veces duela» e «Igual de loco por cantar», tres de las novedades. «No se preocupen, que yo sé lo que tengo que cantar», bromeaba el propio artista advirtiendo de que poco a poco irían cayendo los grandes clásicos. Temas como «Mi gran noche», «Provocación», «Cuando tú no estás» o «Escándalo» hicieron enloquecer al público durante toda la noche, que además pudo disfrutar de riquísimas versiones del tango «Nostalgia», «La quiero a morir» de Manzanita, o la excelsa «Gracias a la vida», de Mercedes Sosa.
Seguramente el último indicio de juventud que reste al hombre sea el de su fe en la juventud, y quizá por eso Raphael (pese a que su DNI diga que nació en 1943, sigue siendo un chaval en ganas, ilusión y mentalidad) al ver la enorme cantidad de gente joven que va a sus espectáculos —una simple ojeada a las gradas de FIBES así lo corroboraban anoche—, pensó con acierto que era momento de renovar el repertorio sin abandonar el de siempre. Así, a finales de 2016 apostó por música pop y artistas de éxito como letristas para publicar «Infinitos bailes», su último trabajo discográfico. Bunbury, Dani Martín, Iván Ferreiro o Vanesa Martín ocupan el lugar que antaño era de Manuel Alejandro. Lo que en principio podría parecer una apuesta algo arriesgada, ha sido todo un acierto consiguiendo en pocos meses ser disco de oro.
Tras su apoteosis en plaza de La Maestranza en octubre del año pasado, Raphael regresaba a Sevilla con esta mezcla de clásicos y nuevos guiños a sus seguidores más jóvenes en forma de temas pop para presentar «Loco por cantar», una gira que está teniendo una gran acogida allá por donde pasa. Todos los conciertos que lleva hasta ahora, y van ya unos cuantos, han sido «sold out» —a mí me gusta más el «no hay billetes» de toda la vida—, y la capital andaluza no iba a ser menos. De hecho, en el espectáculo de ayer lo vendió absolutamente todo, y para esta noche y mañana apenas quedan entradas.
–ABC / Fernando Rodríguez Murube