Raphael ofrece tres horas de emociones en el inicio de su nueva gira en Almería
El Auditorio Maestro Padilla agotó las entradas del viernes y también lo hizo anoche para ver el estreno en Almería de la nueva gira mundial de Raphael, Loco por cantar, donde el público se volvió loco por aplaudir cada uno de los temas de este clásico, ahora arropado por el movimiento indie.
Este icono de la canción española recibió el viernes los primeros vítores de la larga lista de reconocimientos que seguro le proporcionarán en cada escala de su tour. Desde el primer tema, Infinitos bailes, título también del disco, los asistentes no pararon de aclamar a su amado Raphael.
El concierto, extenso como es habitual en el cantante, permitió disfrutar de los temas compuestos por la nueva generación de creadores, a la vez que escuchar las canciones que han acompañado a lo largo de su dilatada carrera musical al veterano cantante.
El directo en esta ocasión tuvo un ritmo más guitarrero, propio del nuevo estilo de Infinitos bailes, sin perder la esencia de sus melodías. Pero por encima de artificios, Raphael brilla por su voz maravillosa, que sabe moldear y a la que proporciona la tesitura adecuada a cada canción. Impresiona cómo la mantiene intacta desde el primero al último tema, sin necesidad de apoyarse en un coro. Un instrumento perfectamente afinado.
Raphael estrena su gira mundial en Almería
Éxito total del jiennense en sus dos actuaciones
Raphael brilla por su voz maravillosa, que sabe moldear y a la que proporciona la tesitura adecuada a cada canción. Impresiona cómo la mantiene intacta desde el primero al último tema, sin necesidad de apoyarse en un coro. Un instrumento perfectamente afinado, y que, como el vino, cada vez sabe mejor.
Manejó a la perfección la escena, dibujando con sus manos cada estrofa, dejando espacio para los aplausos, los silencios y los reconocimientos. Un animal sobre el escenario.
Raphael es un clásico que sabe reinventarse constantemente y ahora se ha arropado del movimiento indie. Un artista siempre eterno al que los almerienses tuvieron el privilegio de escuchar en el estreno de la nueva gira mundial. Como se afirma en el tema que cerró la noche, ‘Como yo te amo’, es lo que pudieron sentir todos los que llenaron hasta la bandera el Auditorio Maestro Padilla. Locos por oír cantar y aplaudir a Raphael.
No hay artista en España con una trayectoria tan firme, constante y exitosa como la de Raphael. Con más de 55 años sobre los escenarios, ‘el niño de Linares’ ha iniciado este fin de semana, con dos citas consecutivas en el Auditorio Municipal Maestro Padilla de Almería, ambas con localidades agotadas, su enésima gira internacional para la que ya tiene cerradas 37 fechas… y las que quedan por añadirse. Un honor para la ciudad, que ya vio también el estreno de la anterior gira sinfónica. Pero lo que hace grande e irrepetible a Raphael es su intensidad y generosidad en escena. La nueva gira está apoyada en el concepto de su último trabajo discográfico Infinitos Bailes. Sin reparos en la puesta en escena, un excelente juego de luces y pantallas con proyecciones de todo y tipo y juegos conceptuales. Un espectáculo con todas las de la ley.
Con una banda en toda regla, que apretó cuando tuvo que apretar, llevando el sonido hacia territorios rockeros sin ningún tipo de reparo en las codas y explosiones finales de muchas de las canciones. La valentía hay que aplaudirla y las ovaciones en pie de muchos espectadores tras estos ‘excesos’ bien superaron la prueba de fuego.
Raphael se plantó en escena ayer con un impulso renacido, ese que le ha dado el hecho de certificar (porque saberse, creo que lo sabía) que el público joven lo respeta, lo quiere y, lo más importante, lo entiende. Su actuación en Sonorama y la progresiva incorporación de público veinte y treintañero a sus conciertos ha tenido un repunte que ha derivado en esta sabia correspondencia de la nueva gira. 40 canciones y la introducción instrumental inicial componen el repertorio de un concierto que se mueve en torno a las tres horas de duración… y sin descanso alguno. Sus salidas de escena se pueden contar por segundos y la continuidad y dinámica de la actuación no decae en ningún momento, ya que la combinación entre las canciones de autores contemporáneos y (alguno de) sus grandes clásicos, además de algunas versiones de temas antológicos, es sencillamente explosiva.