Raphael pone patas arriba el Palacio de los Juegos de Almería
Éxito total en el inicio de la gira Sinphónico en compañía de la Orquesta Ciudad de Almería (OCAL). Raphael presentó a lo largo de tres horas sus canciones más populares acompañado, por primera vez, de una gran orquesta, ante 4.000 espectadores. Tras el inolvidable concierto, Raphael mostró su entusiasmo en las redes sociales con estas palabras:
«QUÉ INCREIBLE NOCHE ME HABÉIS DADO ANOCHE! QUÉ FELICIDAD ME HABÉIS REGALADO. GRACIAS ALMERÍA!!!! VOLVERE SIEMPRE!!
Por su parte, la prensa no ha ahorrado en elogios al irrepetible espectáculo vivido en Almería:
En paz con Dios y con el diablo
Ya no quedan calificativos. El viernes se gastaron todos. Ocurrió en el concierto sinfónico de casi tres horas que dieron Raphael y la Orquesta Ciudad de Almería en el Palacio de los Juegos Mediterráneos. Fue para el recuerdo. Histórico. El de Linares recorrió lo mejor de su repertorio, «las joyas de la corona», como a él le gusta decir, en el inicio de su gira ‘Raphael Sinphónico’, que cuenta con 21 citas en España y otras tantas allende los mares.
Esta crónica no es radiofónica y menos mal. Porque pocas gargantas salieron vivas de la gran fiesta que montó este divo de la balada romántica. Un Raphael que consiguió con ayuda de la OCAL ofrecer una experiencia apasionante. Única y agotadora para unos fieles a los que no dejó ni un minuto de sorprender con su torrente de voz, el dramatismo de sus gestos o la complicidad con el director de la orquesta Rubén Díez, a quien hasta arrebató en un par de ocasiones la batuta para delirio del respetable.
Y es que a Raphael, que lleva más de 55 años sobre los escenarios, nada ni nadie se le resiste. Por eso anoche las gargantas se desgañitaban pidiendo más y más. No importaban las tres horas de concierto o que al día siguiente cantara en Linares, su tierra. No hay piedad en el hombre si se trata del placer. Del que repartió, y a raudales, el jiennense, a unos 4.000 devotos, que no personas, pues se entregarían durante el espectáculo con un afán de carácter místico. Fervoroso. Como extasiados ante la manifestación definitiva de la deidad en la Tierra.
Los acordes de ‘Ahora’, esa maravillosa balada compuesta por Enrique Bunbury, tocados por la sinfónica almeriense preludiaron la entrada del artista pocos minutos después de las 22.30 horas. La muchedumbre lo recibió puesta en pie. Enloquecida. Porque ya nada importa cuando uno ve a Raphael caminar por un escenario. Una vez relativizado el Universo, el chorro de voz del ‘ruiseñor de Linares’ inundó un Palacio de los Deportes que se anegó enseguida. Manos abiertas, mirada al cielo y pelos como escarpias. La simbiosis entre la potencia y entonación del jiennense y la elegancia del centenar de músicos que forman la OCAL se sintió desde el primer instante. Con ‘Enamorado de la vida’ perfectamente adaptada para la gira sinfónica, se pasó al primer estallido de júbilo en las butacas. ‘Mi gran noche’ (1967), una de las composiciones más celebradas del artistas sonó atronadora. Eran las 22.52 horas y la gente comenzaba a atisbar que efectivamente sería «un día especial». La cantó Raphael, pero también los más de tres millares de personas que lo veían.
Con cada estrofa, con cada mohín improvisado, el respetable perdía el juicio. Enajenado, con el pasar de las canciones sus emociones fluctuaban juguetonas entre el delirio apoteósico o locura partidaria ciega que vivieron con ‘Escándalo’ o ‘Estuve enamorado de ti’, por ejemplo, al respeto callado, introspectivo y casi reverencial que produjo ‘En carne viva’ o ‘Que nadie sepa mi sufrir’, de la gran María Dolores Pradera.
Apoteósico final cuyo broche de excepción fue su declaración de amor a Almería y sus gentes. Esas que mientras él caminaba de espaldas como un héroe crepuscular pues ya está en paz con Dios y con el diablo, le pedían como deidad revelada que obrase el milagro. Es decir, que el concierto continuase para siempre.
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Su gran noche
A hombros habría salido anoche Raphael si el primer concierto de su gira Sinphonico se hubiera celebrado en la Plaza de Toros de la capital, lejos de eso, sí que consiguió enloquecer a un público al que conquistó desde su irrupción en el escenario hasta la última nota de su majestuosa e inigualable actuación en el Palacio de los Juegos Mediterráneos en la que fue, sin duda, su Gran Noche en Almería.
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La OCAL arropa a Raphael en su gran noche en Almería
Hasta tres generaciones con las emociones a flor de piel han disfrutado este viernes de una velada irrepetible con el concierto de Raphael en el Palacio de los Juegos Mediterráneos. Visiblemente ilusionado y con la sonrisa que le caracteriza, Raphael se mostró encantado de iniciar su gira ‘Sinphónico’ en compañía de la Orquesta Ciudad de Almería (OCAL), sensación que transmitió sobre el escenario.
–La Voz de Almería / Foto: Fran Muñoz