Raphael, viviendo el sueño de la música

Unas 4.000 personas repasan con el divo medio siglo de trayectoria artística resumida en una “gran noche” cargada de emoción, vitalidad y buenos recuerdos

Unas cuatro mil personas aclamaron al Divo en el Palacio de Ferias y Congresos de la ciudad, anfitrión que recibió con máxima ilusión al que sin duda, es uno de los más férreos representantes de la historia de la música de nuestro país.

Más de medio siglo de trayectoria artística resumida en una “gran noche” cargada de emoción, vitalidad y buenos recuerdos.

Siendo acompañado por la mismísima Orquesta Sinfónica de Málaga, no es de extrañar que el aterrizaje del artista en la capital de la Costa del Sol fuese acogido como si de su segundo hogar se tratara. O quizás el primero, pues cada vez que el jienense visita Málaga —así lo hizo en Marbella hace prácticamente un mes—, la ciudad acaba absolutamente entregada a él. Un ‘sold out’ a tres días del concierto, demuestra nuevamente la vigencia del mito y el enorme éxito de la gira ‘Raphael Sinphonico’, de más de un año de duración, y con una repercusión internacional absolutamente espectacular.

Malaga28082016BCercano, enérgico y completamente agradecido con su público, Raphael, de elegante y sobrio negro como Johnny Cash, arropó a su legión de incondicionales con más de dos horas de himnos generacionales. ‘Mi Gran Noche’, ‘Qué Sabe Nadie’, ‘Digan lo que Digan’… sonaron con una pureza y profundidad sublimes. La intergeneracional audiencia, como era de esperar, aclamaba al artista con continuos aplausos y demás vítores. Pareciera que sus seguidores llevaran décadas esperando ver, oír y sentir la versión más “sinphónica” del artista. Y es comprensible: a estas alturas, músicos como Raphael se exigen a sí mismos desnudar su alma y mostrar a su público su aspecto más esencial. Y para ello, lo sinfónico potencia la espontaneidad del gesto y la honestidad de la voz.

El Niño de Linares llevaba, literalmente, la batuta de la noche malagueña: sonreía, cantaba, bailaba; todo con la ilusión de un niño cuando comparte su regalo. Y es que el mismo Raphael ya vaticinó al comienzo del espectáculo que para él, esta manera de hacer música era muy especial, pues simbolizaba el haber alcanzado un sueño. O dicho de otro modo: una órfica manera de volver a disfrutar de sus grandes éxitos.

Raphael ‘sigue siendo aquel’ artista que arranca sonrisas y lágrimas, que conmueve y hace bailar. Sigue siendo aquel músico de voz y gestos indefinibles que le ha puesto banda sonora a la vida de nuestros padres y abuelos. Y a juzgar por el nivel de tan grandiosa trayectoria, puede que incluso a la del mismísimo Orfeo. Al fin y al cabo, los sueños y la música siempre han ido cogidos de la mano.

Sur.es (Sebastián Arteaga)

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La inmortal sinfonía del gran Raphael

El linarense volvió a encandilar al público malagueño acompañado de la Orquesta Sinfónica de Málaga

Gestual, pícaro, engrandecido, sonriente, cabeza en alto. Así se mostraba un joven Raphael en la escena de la película Digan lo que digan (1968) donde canta el tema homónimo, algo así como la antesala de lo que ayer fue Raphael Sinphonico en el Málaga Auditorium Club (MAC) del Palacio de Ferias lleno hasta la bandera y engalanado para la ocasión con sillas forradas de tela en color vino. «Cuando yo era joven era muy prematuro pensar en este tipo de cosas […] Es un sueño cumplido», declaraba el cantante linarense en una entrevista con Europa Press el año pasado. El sueño se convirtió en inmortal sinfonía cuando ayer pisó el escenario junto a Orquesta Sinfónica de Málaga (OMF), esta vez bajo la dirección de Rubén Díez.

Enfundado en su inseparable traje de color negro, el Ruiseñor de Linares arrancaba con ‘Ahora’, un declaración de intenciones firmada a pachas entre Enrique Bunbury y Nacho Vegas donde se le escuchaba cantar con pasión: «Ahora, / que han pasado los años / intensamente vividos, exprimidos, / sigo en forma, / no estoy cansado / y tengo decidido retrasar el final». Se puede decir más alto -gracias a la OFM-, pero no más claro.

Con cada movimiento de batuta al principio del directo, baladas como Provocación y Enamorado de la Vida se engrandecieron. También las más bailongas como ‘Mi gran noche’ cuando las entonaba un coro extasiado conformado por miles de seguidores -hombres, mujeres, niños, adolescentes-, que no cesaron de aplaudir durante toda la noche. Era la segunda vez que Raphael visitaba la provincia para repasar sus grandes éxitos en clave sinfónica -la primera fue en la plaza de toros de Marbella el pasado mes de julio- pero no por eso su público dejaba de darle valor. Muchos, justo antes de entrar el MAC, conversaban sobre «la suerte» que habían tenido de comprar las entradas antes de que se agotaran.

Málaga hoy (Isabel Vargas)