Soberbio concierto de Raphael en El Puerto de Santa María
El cantante derrochó arte en El Puerto de Santa María en un espectáculo sinfónico que confirma al mito
El fuerte viento de levante que soplaba anoche en Puerto Sherry se quedó chiquitito ante el poderío de un Raphael ‘Sinphónico’ que demostró por qué lleva 55 años subiéndose a los escenarios ‘in crescendo’.
Ante un aforo lleno, el cantante hizo gala de su voz, de su arte, de su entrega, de su profesionalidad, del dominio de la escena y de su fuerza para crear magia con un público que se le entregó desde el minuto uno de un concierto soberbio que se prolongó durante más de dos horas y media
Fue puntual y su aparición en el escenario, aun sin decir palabra, ya lo llenaba todo. Con su sello personal, de negro, con la corbata sin anudar, y acompañado de un sueño hecho realidad, cantar con una orquesta completa, la Orquesta Sinfónica de Málaga, Raphael cantó e interpretó, bailó solo, al ritmo de una guitarra, con una silla o ante un espejo… Cogió la batuta del director de la orquesta en dos ocasiones y se entregó a la dirección con vehemencia. Raphael la lió como la lían los buenos, haciendo vibrar a su público.
Él, una orquesta de categoría, un escenario y los grandes éxitos de su discografía. Fórmula infalible para salir a hombros de una noche muy especial al borde del mar. Tan sólo tuvo en contra al viento, al que desafió en un momento de la actuación con otra sonrisa de las suyas, haciendo como bien dijo, frente a la tempestad.
Una canción tras otra, y se volcaba en cada una de ellas, sin contemplaciones… Cada historia es cantada y contada como se merece, volcándose, vivida con intensidad, como si fuera la primera, o la última. ‘Digan lo que digan’, ‘Yo soy aquél’, ‘Que sabe nadie’, ‘Mi gran noche’, ‘Escándalo’…, míticos temas de Raphael, compartieron la noche junto a versiones acompañadas de guitarra como ‘Que nadie sepa mi sufrir’, poniendo el broche final con un sentido ‘Como yo te amo’, que extasió al público.
Porque Raphael es un mito, un divo, un artista de gran mérito y fama, que sobresale entre los demás. Porque Raphael tiene ese aura de los grandes, de los irrepetibles, porque él lo sabe y lo saborea, porque le gusta triunfar y se crece en el aplauso y la emoción de su público, porque es aquel que no tiene complejos y se proyecta sabedor del vínculo emocional que provoca.
Un triunfo en toda regla. Un 10 para Raphael ‘Sinphónico’ ayer en Puerto Sherry.